martes, 20 de enero de 2015

Asco



El asco del fumador. Hiede entre las gentes al perfume de cenizas y brasas que es propio del fuego. Se vuelven agrios e inhóspitos recelosos de su amor. Están dispuestos a beber el aire de las llamas, de catar incendios entre copiosas bocanadas de muerte- Muy suave. Muy fuerte. No me gusta. Me gusta. Más. – Pero hacen una cosa que los delata, que les confiesa  su repugnancia real, por ello. No fuman mientras comen. Les arruina el sabor. Languidece el paladar, lo entristece, arruina el sabor. No lo niegan. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario