El insomnio era su
oscuro lienzo.
Hilvanaba delgados filamentos color oro,
con su voz, con su canto, dentro de un mundo de anónimos silencios.
Yo fui testigo de esa belleza íntima, enterrada en la carencia
de otra alma desvelada, a esa hora.
Hilvanaba delgados filamentos color oro,
con su voz, con su canto, dentro de un mundo de anónimos silencios.
Yo fui testigo de esa belleza íntima, enterrada en la carencia
de otra alma desvelada, a esa hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario