Atesoro
tu vocecita
Muy
dentro de mi mente.
Y
cada tanto giro los engranajes del recuerdo
Y
la música suena
Y
me recita cosas tiernas
Idílicas.
Y
la realidad se esfuma sin esfuerzo.
Me
duermo en tu regazo o en tu pecho
Ahí
no existe lo difícil.
Tampoco hay finales.
Tampoco hay finales.
Y
con gentileza litúrgica
Con inocencia infantil
Con inocencia infantil
Nos
amamos.
Con
nuestras manos enlazadas
Como
una gran roca
Invencible,
impenetrable.
Hasta
que volvemos a ser dos
Y
el fragor del mundo
Ensordece
tu hermoso canto.
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